miércoles, 4 de enero de 2012

mbai (el famoso "caldo avá")

Dicen a los Españoles, sacado deste nombre: mbaipýra: mazamorra, porque dicen que antiguamente mataron a un Español, y se lo comieron cocido, y del caldo hicieron mazamorra. Y así abiit in proverbium, por haberles sabido bien, y hacen cortadilla: mbai, de mbaipýra.- Esta voz no aparece por lo menos en las listas de Restivo. Tupä Kuchuvi Veve dice un genio malignoincluido entre los seres invisibles: Ja echa'eÿ va'e. El doctor Carlos Gatti Battilana cita a Montoya. Ortiz Mayans dice además que en cierta tribu indígena llamase así a toda persona extraña a su raza.

(La antropofagia, me parece, era sacrificio de astucia y cálculo practicado por una minoría imperiosa que imperaba sobre una bastísima región. En efecto, sus pequeños núcleos urbanos imperaban como una especie de Alto Poder Judicial en medio de una silvanidad inmensa en cuya demografía eran inmensa minoría. Para el efecto necesitamos de la elocuencia de los números: en el momento de mayor gloria del imperio Romano (SPRQ), es decir cuando sus dominios alcanzaron el Cáucaso sumaban territorialmente casi 6 millones de kilómetros cuadrados, un número que ni siquiera alcanza los casi 9 millones de kilómetros cuadrados del Brasil. Y si al Brasil le sumamos el Paraguay, una parte de Argentina, el Uruguay, una parte de Bolivia, una parte de Venezuela y las guyanas, nos podemos imaginar el sinfin dominado por esta extraña y original minoría, de la cual no se han conocido sistemas de fortalezas de piedras, ni ejércitos metálicos, ni armadas de estilo. Pero algún método habrán tenido para identificar líderes competitivos, o agitadores o directamente contrarios. Todavía no han sido objeto de verdadero estudio histórico. Montoya vió - y lo relató en calidad de testigo ocular en un expediente de trámite oficial en la Corte de Madrid- una ceremonia donde todos y cada uno de los miembros de una pequeña aldea ingerían un bocado de de lo que se podría denominar hoy como caldo avá cuando le cocinaron a un importante jefe enemigo, después de mantenerlo -según normas y costumbres de protocolo- en cautiverio a cuerpo de rey, es decir, que durante tres o cuatro semanas el jefe desgraciado era regalado en su cautiverio final con hermosas doncellas a su gusto, con manjares de ocasión, con una cotidianeidad cómoda a la usanza y modas de aquellos días y lugares: un verdadero y macabro show cuyo objetivo era aleccionador. Al interior de sus propias comunidades sugerían los caraís que la carne de un jefe enemigo valiente transmitía algo de su heroísmo a quienes alimentaba, Montoya dijo que era lo mas parecido a la Eucaristía católica porque no solamente se trataba de ingerir un bocado sino que lo hacían en ordenada y respetuosa fila ceremonial que expresaba alguna especie de reconocimiento para el sacrificado. Montoya y su testimonio no dan cuenta de ceremonias múltiples ni dionisíacas. Todo lo contrario, testimonia una ceremonia discreta, con el silencio de las meditaciones y con la solemnidad de lo misterioso.  Montaigne -citado por Natalicio- escribió trozos de cánticos guaraníes donde el jefe antes de ser devorado cantaba desde su último honor  que al comerlo, comerían solamente la carne de sus antepasados comidos por él y sus antepasados guaraníes. Ésta antropofagia concebida como privilegio exclusivo de los individuos principales de naciones enemigas, perseguía el simbolismo, o desarrollaba algún instinto de supervivencia de una colectividad no populosa pero sí imperiosa. Para aquellos tiempos, y para aquellos lugares, el juicio histórico a esta gente y ésta práctica, debería imaginarla como alternativa y rechazo al genocidio, por cierto muy practicado por los romanos, cuyos "ejemplos" mas famosos fueron los cartagineses que sucumbieron totalmente con su opulenta y bella ciudad, la hermosa, culta y comercial Corinto, varias naciones ibéricas, los judíos) 



Mbai rata.
Fuego de español, la escopeta.

Mbai rata pemby.
Ala de arcabuceros.

O ñe mo pemby mbai rata.
Ponense en ala los escopeteros.


Tupä Kuchuvi Veve :


Ja echâ'eÿ va'e reta I porängué o mbojoja mérami vy jepe, o eco upity va'erä'eÿ.

Los numerosos seres invisibles, aunque aparentemente alcanzan a los Seres Buenos, no les igualan -en poder-.

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